viernes, 11 de septiembre de 2009

Islas Canarias: Falleció José María Millares



“Quiero comunicar que la poesía de
Canarias es un espacio abierto de todos
los tiempos y lugares.”
Antonio Arroyo Silva, poeta.
Secretario General de
ACAE Asociación Canaria de Escritores.


Hoy día 8 de enero de 2009 murió el poeta en su barrio de Vegueta, Canarias, a los 88 años. Sus últimas palabras sobre la poesía las pronunció en la ceremonia de entrega del Premio Canarias de Poesía que por fin se le otorgaba. Dijo que la poesía calla y miente, y lo hace por amor como todo aquel que miente cuando calla. La poesía no se define (sigue diciendo), no explica, no quiere saber qué cosa escribe porque nada que sepamos describe. Porque la poesía es un enigma. Y no lo sabe, y es por eso que existe.60 años han pasado desde la primera edición de Liverpool, obra grandiosa de J. M. Millares. Pasó desapercibida a la crítica y casi desaparece en el olvido de no ser por “Con la censura yo escribí todavía más... José María Millares”, unos inquietos poetas madrileños, Elsa López y el atinamiento de un verdadero crítico, Jorge Rodríguez Padrón. En su momento, tal obra fundamental no se ajustaba a los moldes de esa crítica oficialista, derrotada por la reedición de Liverpool de José María Millares en Madrid 2008 y la labor literaria de Miguel Ángel Muñoz * y Editorial Calambur.

* …expresó en nombre de Calambur el orgullo por haber rescatado Liverpool "del injusto olvido en el que estaba" y añadió, en referencia al fulgor de los versos de Millares, que "siempre que la poesía desea decir algo hace que se cruce en nuestro camino un signo. Entonces ese algo que hasta el momento nos era extraño se convierte en necesario y vivificador". Muñoz hizo también mención en varias ocasiones de la figura del crítico canario afincado en Madrid Jorge Rodríguez Padrón y en el papel decisivo que ha jugado su recomendación en la recuperación de Liverpool por la editorial capitalina. Más a leer


Selección de poemas, por Antonio Arroyo Silva

VII

ENSEÑARTE, explicar cómo tus manos
creciendo están al aire
que nos da como un cielo de dulzura en la cara.
De dónde viene el mar
que te antorcha de orillas la cintura.
De dónde las colinas,
las extensas praderas que buscan infinitas
la paz de nuestro amor.
Desnudar los caminos,
devolverlos al viento.
Escribirle a la tierra que el arado se surca,
se hiere y se engrandece
con los brazos abiertos hasta el sol.
Que el rayo de este puño no es un cerco
de opresión: es un signo de esperanza.
Cantar, romper de un golpe
la voz de tu dolor,
porque quiero crecer, brillar sobre la tersa
sonrisa de la luz, como brillan los ojos que me aman,
como el aire que amo y que yo elevo,
libre como los ríos
que riegan los misterios de la hierba,
donde escuchas la vida
que a llantos se te abraza,
como el viento que acude a tus cabellos,
como el mar que aprisiona en su oleaje
la fuga atropellada de la arena,
porque mundo y amor somos nosotros,
árbol de luz, de blanca libertad:
Tú que fuiste aroma en flor,
playa abierta de la vida,
serenamente esplendor
de la luz que te respira.
Tú que al aire confundiste
con la ola de los campos,
que a la vida siempre fuiste
a encenderla con el canto.
Tú que fuiste altiva fuente
de las aguas que a volar
escaparon para siempre
hacia el mundo de la paz.
Ah, muchacha, muchacha.
Tan sólo yo quería, como un trueno de rosas,
como un llanto de espigas,
decirte por qué tengo por ti, sobre los mares,
unido a tu dolor, sencillo como el cielo,
tan claro como el agua,
sobre todos los pulsos, sobre todos los hombres,
sobre todos los tiempos, amor mío,
abierto, siempre abierto, por la paz
sangrando el corazón.
.
de Manifestación de paz (fragmento último)
Planas de Poesía, Las Palmas, 1951


LECTURA POÉTICA

No leas con los ojos la palabra,
no escuches con los ojos de la voz,
acércate al sonido, sé la luz,
abre blancas sus puertas, sé la flor,
la casa está encendida, ella te espera,
envuélvete en su aroma, en su silencio,
no encierres más la piel en más objetos,
desnuda ya la sombra de la sombra,
cógela de la mano y vete,
ve a devorar jardines, a romperle
los labios a la fuente, hasta el deseo,
húndete en los jarrones donde el mar
esconde entre sus brazos imposibles
caminos donde el aire pace luz
leyendo con el fuego las hogueras
escritas con los sueños, con la magia
de los astros que escuchan tras el tiempo
las horas de la noche, con los ojos,
la sangre que derrama la memoria.

de Paso y seguido, 1995.

LIVERPOOL

Sobre vuestros curtidos rostros de paloma endurecida,
sobre vuestras sonrisas de sal y vino agrio, ya sobre los duros
cristales de la niebla,
está mi alma, están mis ojos, amigos,
y sobre el último dolor de la tierra, tanteando el duro cemento de
una puerta vacía, y sobre la última agonía de las aguas está flotando mi corazón,/
señores, mi corazón.
por favor, abridme paso, dejadme cruzar este túnel de plomo,
que quiero ser el primero en llegar con mi sangre a los muelles de Liverpool./
Amigos, vosotros que os perfiláis como aletas de pescado
Sobre las últimas esquinas de los buques;
vosotros que de cada rincón saltáis de una bodega a otra
como sapos de azufre ardiendo, como tristes pezuñas de lagarto,
para husmear el rojo cartón de las calderas,
para darle vida al hierro como al alba le dais su fruto;
para darle aliento al agua que se aleja para siempre de la tierra,
del polvo que tanto amáis tras unos ojos,
decidme qué puestos soñar en vuestros rostros de ceniza
y en vuestras sucias calles de alquitrán, y en vuestros hogares de
nata corrompida,
y echar la raíz de mi sangre como un ancla sobre vuestras
juridicciones marítimas,
porque además de ser un hombre como vosotros, soy un poeta,
y un poeta es un corazón más sobre la niebla del mundo.
Por favor, abridme paso,
que quiero ser el primero en saludar con mi sangre vuestras sonrisas de azufre,/
vuestras mujeres de estopa. Por favor, abridme paso.

de Liverpool. 1949 / 2008

(ENTRA EN EL RUIDO…)
Entra
en el ruido
cansado ya viejo la voz raíz sonora
que aún escucha trinos
que bajan y suben por las paredes
aconsonantando el canto de la rueda del reloj
que salta sobre piedras y acude hasta ser ventana pájaro
del árbol que le cuenta cómo callando pasa
el tiempo y allí dentro
de aquel pasillo negro llora y escucha
el ojo que observa y se moja de palabras
y de la luz sube a la rama
donde habitan pasillos y escrituras que levantan
paredes edificios de enredaderas
y se pierden una vez más las voces que corrían
de los niños donde todas llegaban
hasta el mar
para en su horizonte
.......................................perderse.

de Celdas, 2007.

EL MAR
De nuevo el mar, su gloria, su agonía,
su precipicio oscuro, su estertor pegajoso,
de cuerpo azul, desnudo,

...........moviendo lentamente su equipaje de nubes.

de Pájaros sin playa, 1999.


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5 comentarios:

  1. Mis saludos y muchas gracias por este HOMENAJE DESDE CHILE a este inmenso y permanente poeta español,

    abrazo,

    Leo Lobos

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  2. Muere un poeta, y se me colman los ojos de llanto como si una sola bomba acabará con todos los mundos que encierra el botón de un rosa. Lloro y sonrío, porque la sal de mi llanto es la tinta de luz con que escribe el ausente.

    Fausto Vonbonek.

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  3. qué eufonía como una brisa que pide permiso al pasar por la selva de nuestra tierra austral,
    qué tersura como el más hospitalario de los lagos de Chile, qué majestuosas imágenes promonitorias de una vida mejor...un cariñoso saludo a este blog, a la sech y a este sublime poeta español, josé maría millares desde valdivia chile. ana rosa

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  4. Gracias; Fausto, por esas palabras tan llenas de sentido, prueba de que la poesía de José María sigue viva. Te abrazo desde mi voz.
    Leo, la inmensidad de este poeta, sube a nuestras colinas y nos alimenta.
    Gracias a todos. El mar no nos separa, nos une a través de la poesía y la amistad.

    Antonio Arroyo Silva.

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  5. Cada vez que un poeta de esta calaña muere; me invade un profundo sentimiento de orfandad. Como si fueramos quedándonos solos, desnudos... sacando la fortaleza del propio carcaj.

    Gracias Antonio por darme a conocer la palabra de José María Millares.

    Te abrazo a través de la poesía y del amor,

    Angélica Santa Olaya.

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